lunes, 31 de agosto de 2009

Cómo sé?

Cómo sé si aún vives si tus ojos ya no miran a través de mi alma, ya jamás escucho tu susurro en el viento llamando a aquel quién fuese tu amor, suplicando que te diera un abrazo cálido en la oscura y lluviosa noche de otoño mientras el frío congela tus labios y los hace ver tan pálidos como una carta de aquellas que te daba, pero tan seductores con su movimiento al hablar, tan suaves al tocar una taza de café caliente en el inquietante crepitar de una chimenea cuando me dabas besos incontrolados, esos besos que sabían a canela por la goma de mascar que solías comprar.

Aquellas épocas se fueron, me quedaron tús recuerdos, aunque aún extraño tu perfume en mis sábanas, tu belleza bajo el agua cuando estabamos juntos en la bañera, tus ojos hablando honestamente mientras tu boca repetía una y otra vez que me querías, tu respiración tan sincronizada con los latidos de tu corazón que ardían de pasión cada vez que haciamos el amor.

Qué pasó, aún no lo sé, sólo sé que aquella noche mientras una lágrima de dolor caía por tus rosados pómulos, yo sufría; aquella noche que estabas en mis brazos, tenía aquella sensación de ahogamiento que siempre estaba cuando tenía miedo, pero está vez no podías acariciarme suavemente para calmar la tensión como solías hacerlo cada noche al llegar a casa y ayudarme de forma amorosa a solucionar cada uno de esos problemas que me atormentaban a diario, aquellas estupideces que me mortificaban, aquellas que restaban mi atención hacía tí. Pero hoy ya es tarde, pues aquella noche te ví morír mientras mis brazos te sostenían y unas cuantas lágrimas caían de mis ojos aturdidos, cuanto te quise amor mio, pero me dejaste tras una bala que perforó mi alma...

No hay comentarios:

Publicar un comentario