… Esa noche Alyssa se despertó asustada, era casi
medianoche y se encontraba en medio de su habitación bastante fatigada, algo
había cambiado, ya no era ella. Se levantó de la cama y encendió la luz,su piel
parecía más blanca de lo normal y sus labios tenían un tono rojo muy intenso;
sus grandes ojos azules miraban al vacío y la expresión de sus cejas la hacía
lucir desesperada. Tomó un bata blanca y muy hermosa que acostumbraba a dejar
junto a su cama cada noche; poco a poco cubrió de manera elegante su pequeño
pijama de seda. Soltó su pelo largo y lacio, tan negro como la oscuridad de
aquella noche, y finalmente, tomo su zapatos de entrecasa y se aventuró al
espeso bosque.
La luna se alzaba gloriosa, como evitando una que otra
nube que trataba de opacarla. Su pálida y brillante luz guiaba el camino de
Alyssa a traves de las frondosas ramas de los árboles que , a medida que ella
avanzaba al interior del bosque, se elevaban imponentemente al viento. El
camino era cada vez más claro y el deseo que impulsaba a Alyssa era enorme, así
que se precipitó a toda velocidad hacia una gran barricada de arbustos
espinosos que se hallama en medio de un agradable claro. La luz de la luna
lleno la cara de Alyssa, y entonces sintió como las espinas rasgaban trozos de
sus vestidos y la herían sutil pero impactantemente.
A pesar de que se encontraba muy herida, Alyssa no
podía detenerse, y en un segundo, sin notarlo, ante ella se encontraba un
estanque muy pequeño y poco profundo rodeado de las más hermosas flores. Ella
se acercó riéndose como una niñita de corta edad, lucía bastante asombrada y
feliz, se acercó y vio su reflejo en el estanque; era diferente, era oscuro.
Alyssa apresuró su mano hacia su reflejo, y como si supiera lo que hacía tiro
de él. Era como un sombra que se prcipitaba fuera del agua, se acercó a Alyssa
pero sus rasgos eran indistinguibles, apenas se podían ver un par de ojos
azules tan grandes y tan expresivos como los de la misma Alyssa.

El camino se despejaba lentamente, hasta que de repente
los árboles desaparecieron y se hallaron en los rieles del tren. La noche
estaba demasiado oscura y la sombra empezó a acercase a Alyssa muy despacio,
tomandola entre sus oscuras manos, llevándola hacia el piso. La sombra se
extendió cubriendo a Alyssa con su brazos, como si la abrazara mientras ambas
permanecían acurrucadas en medio de los rieles. Alyssa parecía feliz, era como
si tuviera un hermoso sueño; aún lograba escuchar la suave melodía que la
sombra susurraba en sus oidos, aquella que la había llevado a danzar
lujuriosamente con la sombra.
Ya era tiempo, ambas lo sabían, y aunque un poco
onconsciente, Alyssa lo entendía. Una enorme luz blanca surgió de la nada
dirigiendose hacía ellas. Ante la luz, la sombra por fin se reveló tal como
era; era ella, era como verse en un espejo. Alyssa se miró a sí misma en la
profundidad de sus ojos, entonces la sombra se avalanzó sobre ella, y
apretandola contra el suelo, desplegó lo que parecían unas alas de mariposa de
color negro, se acercó a Alyssa y la besó. Alyssa sentía como se iba su vida y
solo pudo reconocer la brillante luz que pasaba a través de sus párpados
cerrados mientras sentía la calidez de los labios de aquella sombra…
No hay comentarios:
Publicar un comentario