domingo, 3 de abril de 2011

Coronando una pregunta


Las preguntas que se hacen a las candidatas al reinado de belleza en Colombia, son quizá las razones por las cuales millones de colombianos encienden su televisor el segundo puente de noviembre cada año. La razón podría ser volver a escuchar un “hombre con hombre, mujer con mujer y del mismo modo en el sentido contrario” o tal vez la tan recordada señorita Guajira bilingüe que se refería al Hotel Hilton como el “Cartagenin Hilton”.

Sin embargo, en el reinado de belleza del presente año, la ex – señorita Colombia Paola Turbay, antes de formular su pregunta deja en claro a todos los colombianos que las preguntas que se formulan en el reinado de belleza no son para medir coeficiente intelectual, sino para conocerlas como personas; esto querría decir que las preguntas, como la de la General Luz Marina Bustos, sencillamente son pobres insinuaciones para demostrar la humanidad de “las mujeres más bellas de Colombia” y respuestas como la de la señorita Huila respecto a la adopción es simplemente una opinión sin fundamentos que demuestra que la carrera de la candidata no tiene validez.

Hermosas mujeres con diversidad profesional que va desde las comunicadoras hasta las ingenieras, demostrando que la mujer no sólo es belleza física. Pero es entonces cuando las preguntas entran a jugar un papel importante para demostrar un conocimiento que se banaliza en cuestiones como “la inocencia en la mirada de un niño y de un anciano”, sin tomar en serio temáticas de carácter trascendental como lo es la adopción y la infertilidad. Lo peor de esto es que personajes como la columnista María Isabel Rueda, realicen preguntas tan banales como “¿la tecnología es libertad o esclavitud?” cuando está cuestión se remite a diversos factores que no podrían ser solucionados en una simple respuesta y que no generará ningún cambio en la temática educacional como pretende nuestra nueva “soberana de la belleza”

Preguntas que se quedan ahí, en sencillos cuestionamientos que tenemos a diario todos los colombianos y cuyas respuestas solo quedan registradas como intentos inválidos de demostrar una inteligencia y humanidad que poco se tiene; pues como dice la señorita Huila “en lo que he podido estar en la ciudad heroica, he visto a muchos niños que necesitan una familia…”, lo cual da a entender que la problemática únicamente se ha planteado desde el reinado, y no desde un cambio político y social, sólo una pantalla bella, llena de carros y joyas, vestidos de baño y los mejores zapatos del país, un concurso que busca demostrar la banalidad de un país de reinados, feriados, fiestas y carnavales, que no toma en serio el conocimiento, como herramienta de cambio en la educación, la política y la sociedad.

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