lunes, 18 de abril de 2011

Silenciosa Pizarnik, huella del silencio de un corazón


Y es tal como lo dice el titulo.
Son emociones pero silenciosas
se sienten… pero no se pueden describir…
ni un papel ni lápiz hacen el esfuerzo en mis manos
para tal vez… un quizás decir lo que puedo sentir.
[1]

Pizarnik, creativa sensibilidad de ilusiones, que dibuja el silencio con la mano a la vez que la desdibuja con el corazón. Silenciosa conjetura que se da al pintar trazos de Alejandra en el humo gris de la senil apariencia del tiempo. Acaricias la entraña de una madre en silenciosa virtud que da al sentido razones contrarias a la carencia de afecto humano, más que de una madre que no se aferra a la esperanza de querer nacer en el borde de una experiencia oculta para aquel que cercena la pureza del oscuro centro de los ojos, que se petrifican ante la sensual figura del silencio.

Ponzoñosa caldera que de fuego te cubrías en antiguos rituales, que alcanzaban una lúgubre y suntuosa palpitación de la tierra que mana la solvencia espiritual del árbol que esconde bajo sus semilla rosas pintadas de negro, que tiñen el cuerpo de la fiera que plasma un gesto lujurioso en la voz de la desnudez del ser que siendo finito, alcanza grandiosa paciencia de diosa. 

“Entre dos silencios o dos muertes, la prodigiosa y fugaz velocidad, revestida de variadas formas que van de la inocente ebriedad a las perversiones sexuales y aún al crimen.”[2] Con una flecha erguida hacia el centro de la fertilidad queriendo realizar arcos que disparando sangre manchan la castidad de una categoría virginal de la razón y la emoción. “Como una madre que no quiere dejar irse de si a su niño que ya esta nacido, así su absorción silenciosa. Yo me arrojo en su silencio; yo, ebria de presentimientos mágicos acerca de una unión con el silencio.”[3] Unión que configura patentes de sentimientos inconclusos que aseveran con el tiempo lujurias escondidas de la luz que se hace luz bajo el amor del caos y el silencio.

“Muerte y belleza, estigma esclavizante de mí. Alas rotas del viajero frecuente del día y la noche. Palidez del rostro que mira su interior deteriorado y poco agradable. Oscuridad de tus ojos, sequedad de tus labios. Negritud de mi alma, cuervos al alba. Ponzoña hirviente del mal latente. Azul caricia de la desnudes tan tibia. Milagro abierto de la desconocida zona. Sucio traje que al polvo vuelves. Llama eterna que aviva el sueño, trae a mí el silencio del corazón.”[4] Absurda maldición que te llenas de sabiduría al entender al femenino olor que expiden los morados pensamientos del jardín que siendo recuerdo de una vida que se queda atrás, al morir el viajero caminante que despojado del amor de la tibia llama que crece en la forma más extravagante y capacitada de calor eterno, que ronda las estrellas del universo que eres tú.

Atrapado en una figura decadente de carencias absolutas, que dan al carrusel rodante de la feria de antaño, un matiz a veces azul y un aura que parece naranja. Mujer que habita en el ser profundo de la rectitud, escondida bajo un antifaz que se pinta de mil tonos que aluden al hermoso arcoíris de la muerte reclamando las cabezas de perro, con hocicos de cerdos, hundidos en el fangoso decaer de la vida.

“Era como tragar olas de silencio, mis labios se movían como debajo del agua, me ahogaba, era como si estuviera tragando silencio. En mi éramos yo y el silencio. Esa noche me arrojé desde la torre más alta.”[5]El silencio acalla una voz pero la acerca a la viña de abundante fruto, que produce éxtasis al silencioso pasado, que refleja un presente acuerdo de lujuria, deseo, pasión y llantos escondidos en el frío rincón de una memoria que empieza a marchitarse.

“Voy a intentar desenlazarme, pero no en silencio, pues el silencio es el lugar peligroso. Tengo que escribir mucho, que plasmar expresiones para que poco a poco se calle su silencio y entonces se borre su persona que no quiero amar, ni siquiera se trata de amor sino de fascinación imponderable y en su consecuencia indecible (acercarme a la dura, a la blanda niebla de su persona lejana,  pero hunde el cuchillo, desgarra, y un espacio circular hecho del silencio de tu poema, el poema que escribirás después, en lugar de la masacre). No es más que un silencio, pero esta necesidad de enemigos reales y de amores mentales, ¿cómo la comprendió desde mis cartas? Un juego magistral.”[6] Tendría que odiarse a la fuente que elige divinas formas, que habitan un suntuoso lugar de vacíos que el silencio deja atrás, entre las espinosas rosas que desbordan pasión en un corazón silencioso que nunca podrá amar.



[1] NACCOR. Emociones en Silencio. Blog: Pensamientos excesivos. [En línea]: Tomado de WWW: http://naccor.blogspot.com/2009/03/emociones-en-silencio.html [Revisado el 13 de marzo de 2010]
[2] PIZARNIK, Alejandra. Selección y compilación: ZULUAGA, Gustavo. Medellín: Ediciones Holderlin. 1ª ed. 1992. El espejo de la melancolía, pág. 203
[3] PIZARNIK, Alejandra. Selección y compilación: ZULUAGA, Gustavo. Medellín: Ediciones Holderlin. 1ª ed. 1992. Una traición mística, pág. 159
[4] MÉNDEZ, Alejandro. Universidad Central. Clase de Laboratorio de Sonido. Parcial #1
[5] PIZARNIK, Alejandra. Selección y compilación: ZULUAGA, Gustavo. Medellín: Ediciones Holderlin. 1ª ed. 1992. Una traición mística, pág. 159
[6] PIZARNIK, Alejandra. Selección y compilación: ZULUAGA, Gustavo. Medellín: Ediciones Holderlin. 1ª ed. 1992. Una traición mística, pág. 160

1 comentario:

  1. Me encanta como escribes, esto es como un tesoro que me recuerda tu personalidad.

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